La violencia sí existe
He pasado por muchas fases. Las que más son la vergüenza, culpa y dudar de mí. Vergüenza. Hoy por hoy ya tengo muy asumido que el papel de víctima de violencia no puede ir conmigo. Debo concentrarme en mis dos hijos y en olvidar esta época negra. Pero no es un camino de flores. No significa que denuncies y todo termine. No. Denuncias y empieza otra violencia. Está más intensa, tediosa, porque la ley está ahí pero la justicia no llega cuando se necesita. La única ayuda es aceptarlo tú misma y olvidarte del mundo. Que si sientes miedo en tu casa, pones cámaras y te defiendes con otros métodos. Y así, me metí en una espiral sin salida. Pero ahora nadie me toca. Nadie me insulta. Nadie me zarandea, me escupe a la cara. Nadie me revisa el teléfono, me lo estampa si ve algo que no le gustó, nadie me da fofetones. Nadie me patea. Mis hijos no sufren agresiones de rebote. Viven felices viendo a mamá sin conflictos. Y si familia es tan consentidora como partícipe.